lunes, 28 de enero de 2013

Honfleur: Puerto precioso en Normandía

Francia es un país muy bello y lleno de paisajes hermosos, sobre todo si uno tiene la suerte de adentrarse en el campo, hacia las provincias. La Normandía es una de esas regiones encantadoras que bien merecen el viaje, porque al adentrarse en sus caminos uno se rodea enseguida de colinas muy verdes, acariciadas casi siempre por la neblina típica que le agrega ternura y nostalgia al paisaje. Además el río Sena, ese mismo que atraviesa París, esta siempre presente en el medio de los valles normandos adornando con sus aguas los bellos escenarios.
Precisamente donde el Sena desemboca en el océano Atlántico, se encuentra un precioso pueblito de pescadores llamado Honfleur. Baudelaire dijo una vez: “Vivir en Honfleur ha sido siempre el más querido de mis sueños”. Françoise Sagan, la autora de “Bonjour Tristesse” escogió Honfleur para vivir y para morir. Marcel Proust, Musset, Boudin, Corot y muchos otros genios de las artes hicieron de este pequeño puerto, uno de sus lugares preferidos.
Al llegar a Honfleur verás enseguida la imagen de una vieja rada de puerto, con sus botes y veleros amarrados en un orden rigurosamente incomprensible, que te dejará exaltado por la ilusión durante largos minutos. La rada del puerto o “Vieux Bassin” es lo más bello de Honfleur, la postal típica, los malecones llenos de gente y botes, la parte más alegre del pueblo. Banquetes alrededor del mar Cerca de los malecones hay muchos restaurantes con sus terrazas al aire libre, que parecen siempre llenos y divertidos con los colores de la gente. Aquí las degustaciones de mariscos y frutas del mar convierten cualquier comida en un festín, que siempre se acompaña con la cidra de Normandía o con una copa de Calvados, bebida elaborada con pequeñas manzanas normandas. Recuerdo aquí hace mucho tiempo al querido poeta Caupolicán Ovalles con su discreta Josefa, en gratísima conversación enseñándonos los secretos deliciosos del Calvados y de sus efectos. Te recomiendo un pequeño pero delicado bistró, llamado L’Ascot, donde debes pedir unos mejillones “moules farcies” sencillos y con un sabor inolvidable, acompañados con una botella del ligero vino sancerre, la cual te hará apreciar aún más la adorable vista sobre el puerto, y la compañía discreta de tu pareja. Estadía tranquila. Para alojarte, te aconsejo un hotelito de “charme” que se llama “La Ferme Saint Simeon”, teléfono:31.89.23.61, todo muy ecológico y además es agradabilísimo. Una vez comido y descansado, recorre las callecitas del pueblo con toda tranquilidad, cómprate un libro viejo en una de las librerías adyacentes al mercado, conoce la catedral de Santa Caterina, construida toda en madera, interesantísima con un órgano enorme. Cuando entré escuché enseguida un concierto de música sacra, que terminó de tranquilizar mi alma en este escenario tan delicado. Al salir de la iglesia, camina por la rada del puerto y recórrela toda. No es muy grande, la conocerás toda en minutos, pero es demasiado bella así que anda despacio para que la disfrutes más. Pasearás entre restaurantes, veleros, construcciones de piedra, arcos y aceras muy anchas, hasta llegar a unos viejos graneros de sal, que se conservan muy bien. Quedan al lado de la oficina de turismo de Honfleur. Desde este puerto salieron en 1.608 las expediciones de Samuel de Champlain, para la fundación de Quebec, en Canadá. Honfleur también jugó un papel muy importante, por su ubicación estratégica, en la guerra entre Francia e Inglaterra y en la guerra de los cien años. Honfleur es realmente un pueblito de pescadores tierno y delicioso. Te lo recomiendo ampliamente como un escape secreto, la próxima vez que tengas la oportunidad de viajar a Francia. A HONFLEUR EN TREN: Toma en tren en la estación “Gare Saint Lazare” de París. Es una estación bellísima que fue pintada por el impresionista Claude Monet y queda al lado de la famosa tienda por departamentos “Galeries Lafayette”. Verifica los horarios y reserva en la página en www.sncf.fr, que en una hora y media habrás llegado a este bello puerto de Normandía.

viernes, 25 de enero de 2013

Alto Orinoco: Magia Yanomami

He tenido la inmensa suerte de viajar al Alto Orinoco, hacia territorios yanomamis que están vedados a los turistas y a la mayoría de las personas, debido al impacto que pueden ocasionar en esa bella y frágil civilización.
Esta aventura comenzó en Puerto Ayacucho, en donde nos quedamos maravillados con el paisaje y con la bella posada Orinoquia, donde nos alojamos. Al día siguiente emprendimos la travesía hacia las selvas bellas y misteriosas de Amazonas en un bongo que zarpo desde el puerto de Samariapo. Al anochecer acampábamos en playas de arena blanquísima a las riberas del río. La atmósfera tan limpia de esas selvas, además de la ausencia total de luz en los contornos, hizo que las estrellas nos abrumaban con su presencia tan cercana.
Durante tres días continuamos nuestro trayecto pasando horas interminables y placenteras a bordo del bongo, encontrando tucanes, guacamayas, águilas y loros en cantidad. Al final de la tarde llegamos a la comunidad yanomami de Pisha-Ashiteri con el piloto del bongo enfermo de paludismo, tragedia que nos abrió la oportunidad mágica y única de ver a dos “chamanes” en acción tratando de sacar literalmente el espíritu maligno del pariente enfermo. Dosis de “Yopo” impregnaron de olor muy fuerte a los cantos de los chamanes, quienes evocaron con sus movimientos y sonidos a los pájaros más importantes de los alrededores. Al final del rito medicinal, gritos aterradores marcaron la salida del espíritu maligno del cuerpo del enfermo.
Al día siguiente, agotados por la emoción de haber asistido a ceremonias milenarias, llevamos al enfermo hasta la misión de Santa María de los Guaicas, para ser atendido según las reglas de la medicina moderna. Al regreso, los yanomamis nos prepararon una fiesta sensacional en la cual participó toda la comunidad. COMO LLEGAR: A Puerto Ayacucho puedes llegar por avión. La línea aérea Conviasa, teléfono: 0-500-CONVIASA, www.conviasa.aero, cubre la ruta. A mí me encanta ir por tierra y recorrer los llanos apureños para llegar a Puerto Ayacucho observando paisajes únicos. Pasas por tres ríos que son interesantísimos: El Capanaparo, el Cinaruco y el Orinoco. DONDE RESERVAR: Henry Jaimes vive en Puerto Ayacucho y su teléfono es: (0248)521.39.64, tremendo guía. Cacao Travel (www.cacaotravel.com) maneja el Campamento Orinoquia, donde podrás alojarte como un verdadero explorador. DONDE COMPRAR: En el mercado de los indios en Puerto Ayacucho se consiguen artesanías indígenas preciosas. NO OLVIDES: Llevar ropa liviana y cómoda de explorador, evita los jeans por la humedad. Camisas frescas de mangas largas. Mucho protector solar y repelente de insectos. Deslizarte como un niño por el tobogán de la selva, muy cerca de Puerto Ayacucho.