En mi última incursión por el estado Carabobo, insistí mucho en visitar Puerto Cabello, porque necesitaba hacer una investigación sobre el cementerio alemán que existe en esa bella ciudad. Al fin pudimos acomodar nuestro itinerario y encontramos el tiempo para dedicarnos a recorrer este puerto tan lleno de historias, que parecen brotar bellas y espontáneas de cada esquina del casco histórico.
Lo primero que hicimos fue acercarnos a la calle Los Lanceros y dejar nuestro equipaje en una posada espectacular que se llama Santa Margarita. Es una vieja casona colonial construida en el año 1748 y perfectamente acondicionada por sus dueños, para recibir a los turistas como si estuvieran viviendo un sueño. El lugar está decorado con un gusto exquisito, las habitaciones son comodísimas y el ambiente es el más romántico que uno puede desear.
Después de tomarnos un jugo y tener una conversación de bienvenida con los encantadores propietarios, comenzamos a recorrer la ciudad; caminamos la calle Los Lanceros, llamada así porque Páez pasó por aquí con su grupo de lanceros, para sacar a los españoles que estaban acantonados en esta ciudad todavía dos años después de la batalla de Carabobo. Continuamos hacia la iglesia de San José en la Plaza Bolívar, comenzada a construir con piedras de coral por la compañía Guipuzcoana en el año de 1700, donde se casó el prócer Bartolomé Salom y donde Páez recibió la espada de rendición definitiva por parte del comandante español. Seguimos hacia la casa de la Compañía Guipuzcoana, que es bellísima, luego visitamos la pequeña y preciosa iglesia del Rosario, la plaza Salom, el Monumento El Águila, las ruinas de la casa del antiguo correo, caminamos al borde del mar por la plaza Juan José Flores y el malecón, hasta llegar al Teatro Municipal, que es un bellísimo edificio donde cantó Carlos Gardel y bailó Ana Pavlova.
Después de ese interesante periplo a pie por el centro, tomamos el carro para ir al Castillo Libertador, construido en 1732 por ingenieros europeos con el nombre de Castillo San Felipe. Aquí en 1743 los españoles repelieron con éxito el ataque de la flota inglesa, el 30 de junio de 1812 se perdió la Ira República y el 10 de noviembre de 1823, dos años después de la batalla de Carabobo, fue arriada por última vez la bandera española en suelo venezolano. En los calabozos del castillo estuvieron presos Francisco de Miranda, Bartolomé Salom, Vicente Salias y muchos más luchadores por la libertad de este país.
Seguimos a lo que veníamos, visitar el cementerio alemán de Puerto Cabello, que está comenzando la vía a San Esteban, al borde de la avenida Circunvalación del Mar y muy cerca del mercado municipal. El lugar es sencillamente espectacular y en la entrada está uno de los pocos monumentos en Venezuela dedicados al Barón Humboldt, quien visitó este pueblo en 1800, cuando sólo vivían aquí 9000 personas. Las lápidas del camposanto hablan de apellidos como Kolster, Gramko, Romer, Starke y está muy bien conservado. Al salir visitamos el Fortín Solano, en la colina de arriba del cementerio. Fue construido en 1766 por órdenes del Capitán General de Venezuela, José Solano, para defender a la ciudad de los piratas y ofrece la mejor vista de Puerto Cabello. Está muy bien conservado y sirvió de prisión para Pedro Carujo, asesino frustrado de Bolívar, además de escenario de bombardeos inclementes en el golpe de estado de 1962, llamado “El Porteñazo”.
Puerto Cabello es una ciudad preciosa y con mucha historia, así que apenas esta vida tan bella les dé una oportunidad, acérquense para que tengan como yo, una experiencia inolvidable.
COMO LLEGAR:
Desde Caracas son 212 kilómetros que se recorren por la autopista regional del centro hacia Valencia, y en Yagua se toma la autopista hacia Puerto Cabello. Hay que contar unas tres horas, si en la autopista no se presenta algún choque o inconveniente que son frecuentes.
DONDE ALOJARSE:
Les recomiendo la posada Santa Margarita con los ojos cerrados. Es realmente espectacular y sus dueños amabilísimos.
Calle Bolívar, casa 4-36.
Teléfono: (0242) 361.71.13, www.posadasantamargarita.com.ve.
DONDE COMER:
Fui a la playa de Patanemo y me encantó el restaurante Natal Mar, en toda la entrada del pueblo. Informal, se come rico, puro pescado fresco y frutos del mar.
DONDE COMPRAR:
En la vía a Patanemo, en la vuelta de la Canela, está el taller de pintura de “Niño Bonito”, donde encontrarás unas pinturas ingenuas preciosas.
NO OLVIDES:
Apartar unas horas para ir a la playa de Patanemo, es preciosa. Si tienes más tiempo puedes ir en lancha a Isla Larga, que es sensacional.
Los Viajes de Montenegro se transmiten de lunes a viernes a las 11:00am por la 100.7fm, la radio del Ateneo de Caracas.