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lunes, 28 de septiembre de 2015
Los llanos de Guárico son una experiencia inolvidable.
Los llanos venezolanos constituyen un mundo mágico donde confluyen historias, leyendas y naturaleza virgen, en un universo brillante y caliente que alegra la vida a todo quien lo visita. Cuando usted quiera viajar por Venezuela y no haya decidido su destino, el llano siempre es una buena opción para que conozca más nuestra naturaleza profunda y nuestras tradiciones.
Cualquier viaje a los llanos de Guárico debe comenzar por el monumental Arco de La Puerta, justo antes de llegar a San Juan de Los Morros, en un desvío de la carretera. En ese punto se libraron batallas importantísimas de nuestra guerra de independencia. Ya en San Juan de Los Morros se encuentran las aguas termales que tanto le gustaban al General Gómez, las cuales todavía se pueden disfrutar en un hotel manejado por la gobernación del estado. Enfrente a la plaza Bolívar se encuentra una enorme estatua de San Juan Bautista, conocida cariñosamente como el “Sanjuanote”. Vale la pena tomar una foto desde la base de la estatua, porque hay una vista muy bonita sobre los morros de San Juan.
Tomando la carretera desde San Juan de Los Morros hacia el sur, usted se encontrará con Parapara y Ortiz. Esta última fue capital del estado y conoció tiempos mejores antes de ser arrasada por la fiebre amarilla y la hematuria, hecho que inspiró al poeta Miguel Otero Silva para escribir su conocida novela Casas Muertas. En Ortiz hay una bellísima iglesia colonial construida en ladrillos rojos, y coronada con unas llamativas cúpulas plateadas. Detrás de la iglesia, pasando la manga de coleo, se encuentran las ruinas del antiguo cementerio español de Ortiz. Vale la pena visitarlas y recorrer este altar a los muertos sin nombre, pues ninguna tumba conserva su placa.
Siguiendo la misma carretera hacia el sur, se llega al tranquilo pueblo de Guardatinajas, con su encantadora iglesia construida en 1905 dedicada a Santa Bárbara desde donde el número uno de la televisión venezolana, Renny Ottolina, hizo su programa dedicado al llano venezolano.
Unos kilómetros hacia el sur, pasando por la la represa del río Guárico que fue construida en la época de Pérez Jiménez para alimentar el sistema de riego de la zona y convertir a estos llanos en enormes productores de arroz, se encuentra la Villa de Todos los Santos de Calabozo. Esta hermosa ciudad fue capital del estado Guárico durante mucho tiempo y conserva intacto su sabor colonial de misión capuchina en el casco histórico, porque fue declarado patrimonio histórico nacional y sus fachadas viejas no pueden ser alteradas. La catedral de Calabozo es bellísima, las rejas de la Plaza Bolívar son admirables, el museo de la ciudad es una casona colonial solariega muy elegante. La plaza Páez, sus iglesias y todo el casco colonial nos hace recordar que aquí tenía su pulpería José Tomás Boves, cuando fue llamado por Monteverde en 1.813, para realizar sus crueldades en la guerra contra los patriotas.
Más al sur por la misma carretera nacional se encuentra el pueblo de Corozopando, donde venden unas quesadillas célebres que recuerdan sabores de otros tiempos. Allí cerca está el hato Masaguaral, que es una estación biológica dedicada a la cría del caimán del Orinoco, especie en peligro de extinción, para darles su libertad cuando miden ochenta centímetros de longitud. La verdad es que estos llanos son interesantísimos y debemos visitarlos cada vez que podamos, para comprender y querer mucho más a Venezuela.
La ruta más directa para llegar a los llanos de Guárico es por la autopista regional del centro, saliendo en La Encrucijada de Turmero y tomando hacia el sur pasando por Villa de Cura, hasta llegar a San Juan de los Morros. Desde San Juan de los Morros, puerta del llano, siga por la vía a Parapara, Ortiz, Dos Caminos y Calabozo.
Para alojarse le recomiendo llamar a la experta en el llano Sorelia Franco al (0414) 468.87.49, o escríbale a su correo: detravesíaconsoreliafranco@gmail.com, o a su Facebook - de travesía con sorelia franco. Ella le recomendará alojarse en el cómodo hotel Best Western de Calabozo, o el Giardini que también es agradable, en el hato Las Caretas vía Corozopando, o en la casona de Campo Claro en Guardatinajas.
Sorelia le llevará personalmente a Corozopando y a La Negra, que es otro pueblito en la carretera hacia San Fernando de Apure donde venden quesadillas, casabe, naiboa, arepas, quesos llaneros y paren de contar. Sorelia es la conocedora que sabe exactamente cuál es el negocio donde venden los mejores productos.
Desde allí y rodeado por los paisajes de los esteros de Camaguán, esta llanera por adopción le llevará a un paseo espectacular por el río Portuguesa en lancha, para que se regocije con la naturaleza llanera en su mejor dimensión. Llegando al caño Falcón seguramente encontrarán unas toninas, que pese a su timidez no resisten al suave y mágico canto de Sorelia; así que se acercan, dan vueltas, saltan un poco y casi sonríen a los turistas.
Lo mejor de Sorelia es que como conoce tanto la realidad del llanero, le lleva a comunidades para que aprenda sus costumbres en una forma responsable y didáctica; una fábrica artesanal de casabe en Camaguán, la casa de Juana Uviedo donde ella y su familia tejen chinchorros, el fundo Palmero para que sus hijos vean de cerca algunos chigüires, patos, venados, tortugas y otros animalitos bellos del llano. Le puede llevar si lo desea al fundo El Diamante, en la vía al Sombrero, para que disfrute los gratos paseos en caballos o la agradable piscina.
No olvide llevar mucho protector solar, ropa fresca y liviana, un buen sombrero para combatir el sol inclemente y además repelente contra insectos. Respete los ríos llaneros y báñese solamente donde lo hagan los lugareños; estos saben evitar las alimañas. No camine descalzo en el llano, use siempre botas por si acaso un alacrán o una serpiente están perdidos en su camino.
alvaromont@gmail.com
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