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martes, 27 de septiembre de 2016
Marrakech: La ciudad de las Mil y una Noches.......
Viajar a Marrakech es una experiencia inolvidable. Realmente usted se transportará a la época de Jesucristo entre sus callejuelas y se sentirá como en un cuento de Las Mil y Una noches, cuando camine por el mercado de ma Medina o ciudad antigua. Es que Marrakech es una ciudad con una estructura medieval, rodeada por unas murallas que le sorprenderán por lo bien conservadas que están. Esta capital berebere es llamada la ciudad rosada, debido al color de sus murallas y palacios contruidos con tierra del desierto. Fue fundada en el año 1062 a las puertas de las montañas de Atlas y en la entrada del desierto del Sahara, por unos guerreros de Mauritania. Wiston Churchill la escogió como su ciudad preferida, pero el General De Gaulle también la visitaba a menudo, así como Franklin D. Roosvelt, Charlie Chaplin y más recientemente Elton Jhon, Tom Cruise, Nicole Kidman, Silvester Stallone, los Reagan y Carolina de Mónaco.
Todo aquel que viaja a Marrakech vuelve, porque es sencillamente espectacular. Además es fascinante por sus atardeceres, por lo interesante de su gente, y por el misterio que parece envolver cada rincón de la ciudad.
Lo primero que hay que hacer al llegar a Marrakech es ir a la plaza Djemaa-El-Fna, el centro de la ciudad amurallada. Allí está la verdadera diferencia de Marrakech con todas las demás ciudades árabes; esta plaza es única en el mundo. Al caminar por ella encontrará encantadores de serpientes que parecen salidos de los cuentos más exóticos, cantantes típicos con sus tambores, vendedores de agua, dentistas saca-muelas, contadores de fábulas, y muchos bereberes vestidos de azul trayendo sus mercancías desde el desierto a la ciudad. Usted puede pasar todo el día en esta plaza porque es interesantísima; se sentirá dentro de un mundo desconocido y lejano. Por las noches la plaza se convierte en una feria de comida enorme, con los mejores platos de cordero que se pueden encontrar en Marrakech. Yo evité comer en estos ventorrillos muy a mi pesar, porque no me había tomado las vibramicinas diarias recomendadas por mi padre para mantener a raya las bacterias, que seguramente provenían del desierto de Sahara.
Luego de pasar horas transportado al mundo irreal en la plaza Djemaa El-Fna, visite la gran mezquita Koutoubia, con su minarete de 77 metros de altura y construida en el año 1.147. Como se encuentra al lado de las murallas, el lugar es sensacional.
Al caer la tarde, después de dormir una inevitable siesta, vaya a los jardines Majorelle, diseñados en 1920 por el artista francés Jacques Majorelle. Este es un oasis con caminos sombreados por palmeras y buganvillas, rodeado de espejos de agua con peces de colores y casas de un azul muy intenso. A Yves Saint Laurent le gustaron tanto estos jardines, que hizo construir allí su casa, y un museo de arte árabe al lado.
Después de este remanso de paz vaya a la Medina o ciudad antigua, donde se encuentra el bazar o mercado árabe en un laberinto de callecitas intrincadísimas, muchas de ellas techadas para evitar el exceso de sol. En esa Medina se apretujan cientos de comercios que venden de todo; marroquinería, telas, especias, dátiles, alfombras, té de menta, cajitas de metal y huesos de camello, ropa, miles de artículos de cuero y rarezas que fascinarán a su pareja. Yo me compré un shilaba, bata típica árabe muy fresca, además de unas babushas, zapatos muy cómodos usados por los bereberes en sus carpas del desierto.
El lugar del mercado que más me sorprendió, fue aquel donde se hacían los intercambios de joyas y metales preciosos entre los nativos. Decenas de mujeres bereberes vestidas con sus bellísimas shilabas que le dejaban al descubierto sólo sus ojos, ofrecían en una algarabía incomprensible de sonidos objetos de oro y joyas a las otras mujeres, sin que existiera el dinero de por medio, sólo trueque. Los turistas nos manteníamos a distancia, lamentando no poder participar en esa alegría comercial debido a la barrera del idioma.
Marrakech es una ciudad realmente espectacular, por favor no deje de visitarla aunque sea una vez en su vida. Le encantará.
COMO LLEGAR:
No hay vuelos directos entre Caracas y Marrakech, así que debe llegar primero a Europa; Lisboa, Madrid o Paris por TAP, Iberia o Air France, y desde allí tomar un vuelo de la línea aérea Royal Air Maroc, www.royalairmaroc.com, directo a Marrakech. Esa línea bandera del reino de Marruecos es excelente, y el servicio a bordo me recordó al de la extinta Viasa.
Pregúntele a su agencia de viajes afiliada a AVAVIT, para que le busque los mejores precios en los pasajes.
DONDE ALOJARSE:
El mejor hotel de Marrakech es La Mamounia, cuartel general de Churchill durante sus largas estadías en esa bella ciudad. Construido en 1.923, este palacio está rodeado por las murallas de la ciudad, y sus jardines tienen más de 900 años, lo cual otorga un toque fantástico.
Hotel La Mamounia, Avenida Bab Jdid, Marrakech, Marruecos.
Teléfono:(212)44.38.86.00 www.mamounia.com
Si lo que desea es mucha tranquilidad, entonces alójese en una de las bellísimas “Riads”, equivalentes a nuestras posadas, que se encuentran en los alrededores de la Medina y el mercado. Le recomiendo el Riad Agdim, una construcción bellísima, ubicada a pasos de la plaza Djemaa El-Fna. Habitaciones muy buenas a partir de US$ 62 diarios. www.riad-agdim-marrakech.hotel-ds.com/
DONDE COMER:
El restaurante que más me gustó de Marrakech fue el Comptoir Darna Marrakech, ubicado en la Medina. La cocina es típica tradicional, el show de baile subyugante, y la decoración espectacular. Un patio con vegetación exuberante será el marco para degustar el mejor couscous de sémola de trigo con siete verduras y carne de cordero. Pida de entrada el Briouat de pollo espolvoreado en hojaldre y de postre la torta de leche aromatizada con flor de naranjo, no se arrepentirá. www.comptoirmarrakech.com
NO OLVIDE:
Visitar la escuela del Corán “Ben Youssef”, que es una casa espectacular del siglo XIV y tiene un patio interior lleno de arcadas labradas en una mezcla árabe-andaluz, que yo considero el patio más bello de Marrakech.
Pasear por los Jardines de Menara al atardecer, que son bellísimos. Éste era el lugar de encuentros amorosos del sultan. Tiene un estanque impresionante de 150 metros de largo por 250 metros de ancho, en medio de una vegetación sensacional. www.jardin-menara.com.
Conocer el palacio de La Bahia, que fue construido en el año1859 con la intención de ser el palacio más grande y lujoso de todos los tiempos, por Si Moussa, ministro del rey de Marruecos, en honor de una de sus esposas. Es una obra de arte de la arquitectura marroquí. www.palais-bahia.com
Chez Alí es una especie de parque temático marroquí, que ofrece carreras de caballos, bailarinas, shows típicos y luces, en un lugar enorme al aire libre, donde cenan 400 personas a la vez. Si van con niños, no dejen de traerlos aquí. chez-ali-marrakech.blogspot.com
alvaromont@gmail.com
@alvaromont
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