lunes, 29 de agosto de 2016

Honfleur es un pueblo bello de Normandía

Francia es un país muy bello y lleno de paisajes hermosos, sobre todo si uno tiene la suerte de adentrarse en el campo, hacia las provincias. La Normandía es una de esas regiones encantadoras que bien merecen el viaje, porque al recorrer sus caminos uno se rodea enseguida de colinas muy verdes, acariciadas casi siempre por una especie de neblina que le agrega ternura y nostalgia al panorama. Además el río Sena, ese mismo que atraviesa París, está siempre presente en el medio de los valles normandos, adornando con sus aguas los bellos escenarios.
Precisamente donde el Sena desemboca en el océano Atlántico, se encuentra un precioso pueblito de pescadores llamado Honfleur. Baudelaire dijo una vez: “Vivir en Honfleur ha sido siempre el más querido de mis sueños”. Françoise Sagan, quien escribió su laureado libro Bonjour Tristesse cuando tenía 18 años, escogió Honfleur para vivir y para morir. Marcel Proust, Musset, Boudin, Corot y muchos otros genios de las artes hicieron de este pequeño puerto, uno de sus lugares preferidos.
Al llegar a Honfleur se encontrará con la imagen inolvidable de una vieja rada de puerto en forma cuadrada, repleta de botes y veleros amarrados en un orden rigurosamente incomprensible, que le dejará extasiado durante toda su visita. Esa rada llamada “Vieux Bassin” es lo que distingue a Honfleur de cualquier otro lugar en el mundo. Usted se sentirá como dentro de una tarjeta postal, los malecones llenos de gente y botes, restaurantes alrededor, tiendas y galerías coronadas por una torre antigua y un puente levadizo. Estará en la parte más alegre del pueblo.
Banquetes alrededor del mar Bordeando los malecones de la rada hay muchos restaurantes que cuando el tiempo lo permite, arreglan sus terrazas al aire libre para que los clientes se sienten a comer al borde del puerto. Esas especies de tabernas parecen siempre llenas de alegría y de diversión, con los sonidos y colores de la gente. Aquí las degustaciones de mariscos y frutas del mar convierten cualquier comida en un festín, que siempre se acompaña con la cidra de Normandía o con una copa de Calvados, bebida elaborada con pequeñas manzanas normandas. Recuerdo haber almorzado allí varias veces hace mucho tiempo con el querido poeta Caupolicán Ovalles, en gratísima conversación enseñándonos los secretos deliciosos del Calvados y de sus efectos.
Le recomiendo un pequeño pero delicado bistró, llamado L’Ascot, donde debe pedir unos mejillones “moules farcies” sencillos y con un sabor inolvidable, acompañados con una botella del ligero vino sancerre, la cual le hará apreciar aún más la adorable vista sobre el puerto, y la compañía perfecta de su pareja.
Estadía tranquila. Para alojarse, hay un hotel con todo el “charme” francés que usted puede encontrar y se llama “La Ferme Saint Simeon”, www.fermesaintsimeon.fr. Esta construcción del siglo XVII típicamente normanda en las afueras del pueblo, hace comprender por qué los pintores impresionistas se inspiraron en estos paisajes. Las vistas sobre la desembocadura del río Sena en forma de estuario, son sencillamente conmovedoras. El hotel es lujoso, muy tranquilo y agradable.
Una vez comido y descansado, recorra las callecitas del pueblo con toda tranquilidad, compre un libro viejo en una de las librerías adyacentes al mercado, conozca la catedral de Santa Caterina, construida toda en madera, interesantísima con un órgano enorme. Cada vez que he ido, he escuchado conciertos de música sacra, que ayudan a tranquilizar el alma en este escenario tan delicado.
Al salir de la iglesia, pasee por la rada del puerto y recórrala toda. No es muy grande así que la conocerá completa en unos minutos, pero es demasiado bella por todos lados y si anda despacio la disfrutará mucho más. Caminará entre restaurantes, veleros, construcciones de piedra, arcos y aceras muy anchas, hasta llegar a unos viejos graneros de sal, que se conservan muy bien. Quedan al lado de la oficina de turismo de Honfleur. Desde este puerto salieron en 1.608 las expediciones de Samuel de Champlain, para la fundación de Quebec, en Canadá. Honfleur también jugó un papel muy importante, por su ubicación estratégica, en la guerra entre Francia e Inglaterra y en la guerra de los cien años. Honfleur es realmente un pueblito de pescadores tierno y delicioso. Se lo recomiendo ampliamente como un escape secreto, la próxima vez que tenga la oportunidad de viajar a Francia. Para llegar a Honfleur, tome un tren en la estación “Gare Saint Lazare” de París. Es una estación bellísima que fue pintada por el impresionista Claude Monet, y queda al lado de la famosa tienda por departamentos “Galeries Lafayette”. Verifique los horarios y reserve en la página de los ferrocarriles franceses: www.sncf.fr. El trayecto se hace vía Deauville/Trouville, que son pueblos hermosos al lado. En una hora y media habrá llegado a la magia de este bello puerto de Normandía. No olvide llevarse un libro clásico como Honfleur y los pintores, de Anne-Marie Bergeret-Gourbin, para que comprenda por qué los impresionistas buscaban los paisajes y la luz de esta bella región, para realizar sus obras maestras. Verifique el clima antes de salir, porque a veces la llovizna dura muchos días y hay que viajar preparados.

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