domingo, 11 de agosto de 2013

Cusco, encanto colonial en los Andes peruanos.

Pocas ciudades que conozco poseen ese encanto colonial tan ingenuo y puro, como el que encontré en esta capital histórica del Perú. Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1983, fue centro vital del Imperio Inca y se considera la ciudad poblada más antigua de América, pues hay indicios de que hace 3.000 años ya estaba habitada.
El 23 de marzo de 1534 el conquistador español Francisco Pizarro refundó al Cusco como una ciudad española, encima del asentamiento incaico. Trazó la Plaza de Armas en el centro del pueblo, levantó la Catedral encima del palacio de Viracocha Inca, conventos, aposentos y todo lo que hacía falta para establecerse para buscar con calma todo el oro y la plata que poseían los incas.
El hecho de estar a 3.399 metros sobre el nivel del mar, hace que sea difícil respirar al caminar o subir escaleras. Para evitar el mal de alturas, recomiendan a los turistas tomar pastillas de sorocho y té de coca. La verdad es que a mí no me hicieron efecto ninguno de los dos remedios, porque la primera noche penetró en mi cerebro un dolor agudo que no terminó sino con el descanso de un sueño profundo.
La temperatura promedio es de 12° centígrados durante las noches y eso exalta y tonifica el alma, para aceptar mejor la avalancha de historia que uno recibe visitando Cusco. Al llegar al aeropuerto fuimos directo a nuestro hotel para dejar las maletas y descansar un par de horas, de manera de aclimatarnos a la altura. La biografía de Charles Dickens escrita por Stefan Zweig nos ayudó a conciliar el sueño mucho más rápido de lo que esperábamos. Al rato nos fuimos a caminar por la Plaza de Armas, que es enorme y preciosa. Entramos en un restaurante llamado “Calle del medio”, a comernos una sopa de gallina que nos recomendaron. No faltaron tiraditos, ceviches y postres sensacionales.
Al terminar recorrimos los monumentos históricos de la ciudad: La Plaza Mayor que es amplia y rodeada de edificios coloniales preciosos, la Catedral, que comenzamos a visitar por la iglesia de la Sagrada Familia y terminamos por la iglesia del Triunfo. Una vez adentro del templo, nos impresionaron los enormes cuadros de la escuela cusqueña de pintura, los altares revestidos de pan de oro y los mobiliarios de plata que pesaban hasta 1.500 kilos, diseñados para llevar las imágenes sagradas en las procesiones.
Al salir seguimos hacia el Convento de Santo Domingo, edificado sobre el palacio de Qorikancha. Éste era el santuario más importante de los incas, dedicado a su dios Sol. Dicen que sus paredes estaban recubiertas de oro. El convento fue edificado en estilo renacentista, y es muy interesante ver cómo las dos civilizaciones chocan entre las rocas milenarias. Terminamos visitando las ruinas de Puca Pucara y la fortaleza de Sacsayhuaman en las afueras de la ciudad, para maravillarnos de nuevo con la arquitectura tan audaz que desarrollaron los incas. Cusco es una ciudad que visitaría mil veces, si esta vida tan bella me regala otras oportunidades. Te recomiendo que la visites apenas puedas. COMO LLEGAR: Volamos con TACA, del grupo Avianca, con aviones nuevos, un servicio correctísimo y saliendo siempre puntual. Se las recomiendo. www.taca.com. DONDE ALOJARSE: Nos hospedamos en el hotel San Agustín El Dorado, muy bien situado en una calle alegre de la ciudad, a cuadras de la Plaza de Armas. Hotel cómodo pero sin encanto. Si vas no pidas las habitaciones que dan hacia la calle, porque son muy ruidosas. Avenida del Sol 395, Cusco. Teléfono: (511) 424.71.02, www.hotelessanagustin.com.pe. DONDE COMER: Calle del Medio. Comida peruana excelente, en un ambiente jovial con servicio insuperable y una hermosa vista sobre la plaza y la Catedral. Calle del Medio 113, Plaza de Armas, Cusco. Teléfono: (084)24.83.40, www.calledelmediorestaurante.com. Chicha. De Gastón Acurio. Cocina cusqueña superior, ambiente refinado y cocina de altísima calidad. El mejor restaurante de Cusco. Calle Plaza Regocijo 261, segundo piso, Cusco. Teléfono: (084)24.05.20 NO OLVIDES: Ya que llegaste hasta Cusco, no puedes dejar de visitar las ruinas de Machu Picchu, pero ese viaje te lo cuento en una próxima entrega.

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