martes, 18 de febrero de 2014

Cartagena de Indias, romanticismo en el Caribe.

Cartagena de Indias fue fundada en la costa norte de Colombia por Don Pedro Heredia, el primero de Junio de 1.533 con el nombre de “Cartagena del Poniente”, para diferenciarla de la Cartagena española. La ciudad se convirtió con los años en un activo puerto comercial, por su cercanía a la desembocadura del río Magdalena, que da acceso a la Nueva Granada profunda, y también a Panamá, donde transbordaban los tesoros del Perú hacia España. Esa gran actividad comercial hizo que Cartagena fuera azotada por numerosas invasiones piratas como la del Barón de Pointis en 1.697, que la dejó arruinada. Francis Drake, John Hawkins y todos los filibusteros del Caribe, veían a Cartagena como un depósito de tesoros, que había que saquear cada vez que se llenara. Llegamos a Cartagena en este último viaje y luego de dejar el equipaje en el hotel, con el estado de ánimo repleto de ilusión, recorrimos a pie el centro de la ciudad amurallada. Me parecía estar en el caso histórico de Coro, pero mucho más grande y monumental. Visitamos la Plaza de La Aduana, imponente y alegre. Luego fuimos a la Casa del Marqués de Valdehoyos, espectacular casona colonial donde Bolívar pasó sus últimas noches antes de irse a morir en Santa Marta. También conocimos la Iglesia de Santo Domingo, sublime y herida por las marcas de tantos incendios y tantas invasiones. Después fuimos a la Catedral de Cartagena, imponente iglesia que el pirata Francis Drake ordenó destruir, sin mucho éxito gracias a Dios. Hicimos una pausa para tomarnos un refresco en un café de la Plaza de Los Coches, y al rato continuamos nuestro paseo para encontrar el Museo del Oro, interesante pero menos imponente que el de Bogotá o el de Lima. Después fuimos al Convento de San Agustín, precioso alojamiento de la Universidad de Cartagena. Caminamos hacia el Convento de San Francisco, donde en 1.610 se instaló el Tribunal de la Inquisición para toda esta zona de América, incluyendo a Venezuela. Finalmente nuestro paseo nos llevó al último Palacio de La Inquisición, restaurado con el patrocinio de España y donde funcionó este temible tribunal, hasta su desaparición con la independencia. Al final del día conocimos Las Bóvedas, que son un espléndido conjunto de 47 arcos y 23 bóvedas adosadas a las murallas exteriores, y que hoy albergan numerosas tiendas de artesanías, de antigüedades, bares y galerías de arte. Cuando la alegría que nos invadía nos obligó, dejamos nuestro paseo para envolvernos en el aire suave de las noches costeñas y nos fuimos a cenar a un restaurante delicioso: La Vitrola. Allí pasamos una velada llena de momentos de complicidad y sonrisas. Cartagena es una ciudad donde vas a sentir toda la ilusión que existe en el Caribe y donde pasarás los momentos más alegres con tu pareja. Invítala apenas puedas y participen juntos de la irresistible felicidad que produce Cartagena.
COMO LLEGAR: Aerorepública, www.aeroprepublica.com, vuela directo desde Caracas a Cartagena tres veces por semana. Avianca, www.avianca.com, teléfono: (0212) 953.91.02, vuela desde Maiquetía hacia Bogotá, para continuar con conexiones hasta Cartagena. DONDE ALOJARSE: El Hotel Convento Santa Clara me pareció sensacional, volvería una y otra vez a esta noble construcción, sobre todo a la sección vieja, encima del claustro del convento. Hotel Convento Santa Clara Plaza San Diego Carrera 8, # 39-29 Teléfono: (575)664.60.70 www.sofitel.com
DONDE COMER: La Vitrola me encantó, es un restaurante muy recomendable de Cartagena. Música en vivo, ambiente jovial, simpático y con servicio impecable. Además, sus precios son honestos. La Vitrola Calle Baloco, #33 2-01 Teléfono: (575)664.82.43
DONDE COMPRAR: En todo el centro de la ciudad amurallada hay joyerías y ventas de oro y esmeraldas colombianas. Las bóvedas es ideal para comprar artesanía. También hay muy buenas librerías en Cartagena, donde podrá conseguir ejemplares clásicos muy difíciles de encontrar en Venezuela.
NO OLVIDES: Llevar ropa fresca, protector solar y traje de baño. Visitar el Castillo de San Felipe, el más grande de Sudamérica. Tomarte un trago con tu pareja, en el Café Santo Domingo, en la plaza del mismo nombre. Llevarse a Gabriel García Márquez y su “Amor en tiempos de Cólera”, para que te sitúes con propiedad, en esta bella región de Colombia.

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