martes, 15 de marzo de 2016

Puerto Ayacucho: Tierra mágica de nuestras selvas

Ir a Puerto Ayacucho es una de las experiencias más interesantes que uno puede tener en Venezuela. Esta es una tierra mágica que nos muestra su hechizo, desde que uno se aproxima al estado Amazonas. Puerto Ayacucho es la capital de estado más joven que existe en Venezuela. Fue fundada apenas en 1.924 y cuatro años después la convirtieron en capital del territorio. Es que estas selvas eran muy violentas y la capital anterior, San Fernando de Atabapo, quedaba muy lejos y había que atravesar los raudales de Atures y Maipures para poder llegar a ella.
Cuentan que más de treinta gobernadores perdieron la vida en Amazonas entre los años de 1.831 y 1.902. Tomás Funes: “El Terror del Amazonas”, fue dueño de estos territorios cuando el caucho y el balatá eran los principales motores económicos de estas selvas. Al final, murió fusilado en la Plaza Bolívar de San Fernando de Atabapo, por el guerrillero anti-gomecista Arévalo Cedeño. Estas tierras son tan interesantes que en 1.800 el explorador alemán Alejandro Humboldt exploró toda la zona, para documentar la unión natural de las dos cuencas hidrográficas más importantes de Suramérica, la río Amazonas y la del Orinoco por medio del Brazo Casiquiare, única en el mundo. El investigador Agustín Codazzi también vino a Amazonas en 1.837, para reconocer esta geografía tan especial que todavía hoy en día nos asombra.
Cuentan que más de treinta gobernadores perdieron la vida en Amazonas entre los años de 1.831 y 1.902. Tomás Funes: “El Terror del Amazonas”, fue dueño de estos territorios cuando el caucho y el balatá eran los principales motores económicos de estas selvas. Al final, murió fusilado en la Plaza Bolívar de San Fernando de Atabapo, por el guerrillero anti-gomecista Arévalo Cedeño. Apenas usted llegue a Puerto Ayacucho, deje sus maletas en el hotel o en la posada que escogió y vaya directo al “Mercado de los Indios”, que resulta interesantísimo porque allí se reúnen los indígenas de las diferentes etnias, a ofrecer sus productos y artesanías todos los días. Compre cestas yanomamis, o collares piaroas, pulseras guajibas o artesanía yekuana. Usted sabe que no hay viaje sin compras, más aún si viaja con mujeres, así que venga aquí cada día que pase en Puerto Ayacucho, que ellas saldrán encantadas.
Enfrente del mercado se encuentra una joya única en Venezuela: El Museo Etnológico Monseñor Enzo Cecarelli. Aquí hay cuatro salas en las cuales se muestran admirablemente, la forma de vida de las etnias más numerosas del estado Amazonas. Caminando entre sus galerías podrá comprender la diferencia entre una churuata Yekuana, y un shabono Yanomami. También podrá conocer las armas de cacería que utilizan los Piaroas, o los utensilios de los Guajibos para tejer sus cestas. Este museo es un “must” y ninguna visita a Puerto Ayacucho está completa, sin una parada obligada en esta preciosa exhibición de nuestras tradiciones originales. Al salir del museo, a solo una cuadra, se encuentra la Plaza Bolívar y la Catedral de Puerto Ayacucho. La plaza es enorme y la Catedral imponente. Nos recuerda enseguida el rol tan importante que ha tenido la iglesia y sus misiones, en estas selvas venezolanas a través de los tiempos. En esta Catedral hay un cristo crucificado pintado en el techo, que tiene un efecto visual muy curioso, si uno se queda mirando para arriba mientras camina hacia altar.
Después de la Catedral vaya a pasear por los alrededores de Puerto Ayacucho, y visite el balneario de “Pozo Azul”, que es un manantial delicioso lleno de lugareños. También debe visitar el monumento natural “Cerro Pintado”, donde se encuentran los petroglifos más grandes y más antiguos hasta ahora encontrados en Venezuela; tienen más de 5.000 años de antigüedad, y están hechos en una roca altísima. Continúe por esa misma carretera y encontrará la “Piedra de La Tortuga”, enorme y serena. Finalmente llegará al famoso “Tobogán de la Selva”, que es un chorro enorme sobre una laja, desde la cual uno se deja resbalar hasta caer en una piscina natural enorme.
Realmente Puerto Ayacucho es un lugar mágico como no hay otro en Venezuela. Le recomiendo que lo conozca con su pareja o su familia, para que quiera aún más a este bello pedacito de tierra que Dios nos prestó para vivir y morir. Se puede ir por tierra desde Caracas, vía San Fernando de Apure. El trayecto es interesantísimo, porque uno atraviesa gran parte de nuestro territorio, y sobre todo el imponente estado Apure. Además montará su carro en una chalana para cruzar el río Orinoco. El paseo es bonito todo, y toma unas nueve horas manejando constante. Conviasa, teléfono: 0-500-CONVIASA, es la única línea aérea que está volando de Caracas a Puerto Ayacucho, con el servicio más correcto que usted se puede imaginar. Se la recomiendo. La mejor posada de la zona es “Orinoquia”, justo al borde del río Orinoco y propiedad de Cacao Travel, teléfono: (0212) 977.12.34. Esta posada es realmente espectacular, y queda a solo quince minutos de Puerto Ayacucho.
Otra buena opción es la posada Manapiare, teléfono: (0248) 414.94.07, donde el servicio es muy correcto, la piscina pequeña y deliciosa, y las habitaciones muy cómodas. Para comer, el restaurante La Pusana es todo un ícono de la gastronomía en Puerto Ayacucho. Abre de martes a domingo sólo para el almuerzo. Aquí puede probar sabores que no encontrará en ningún otro lugar de Venezuela como el jugo de túpiro, el mañoco, el picante de katara, cabeza de gallo y hasta arañas monas asadas.
No olvide traer mucho protector solar, repelente para insectos, un buen sombrero y un buen libro como “Cartas de una desconocida” de Stephan Zweig, para que comprenda mejor las dimensiones insólitas del amor no correspondido, de la mano de este genio austriaco que puso fin a su vida tristemente en Brasil. Haga “rafting” de aguas bravas por el Orinoco, con Javier Vielma que es un experto conocedor de estas latitudes. Su compañía “Tadae”, queda justo en la Plaza de Los Indios. Pasear por los rápidos de Atures es una experiencia que nunca va a olvidar.

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