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miércoles, 30 de marzo de 2016
Praga: Romance en Bohemia
Praga es una de las ciudades más románticas del mundo. Siendo la capital de la república Checa y patrimonio de la humanidad, ella descansa serena en las riberas del río Moldavia, albergando a un millón doscientos mil almas pacientes, desde su fundación hace miles de años.
Por esto seguramente Mozart, Beethoven, Apollinaire, Tchaikovskij, Dostoievski y Rodin amaban Praga y se inspiraron respirando su aire sensible, para afirmar su genio creativo y legarnos tantas muestras de arte.
Al llegar a Praga debe visitar primero el Ayuntamiento de Praga, que es un bello edificio gótico construido en el año de 1.338. Siéntese en un café de la plaza y espere que sea la hora en punto, para deleitarse con un espectáculo mecánico de las figuras de los doce apóstoles, saliendo de la torre para desfilar por turnos mientras anunciaban la hora. Luego camine por todo el centro de Praga, y métase en las pequeñas tiendas para comprar irresistibles recuerdos de piedras de granate “sangre de pichón”, que son mundialmente célebres por su espléndido color rojo intenso. Las piedras de ámbar también son increíblemente bellas en Praga, y se venden a un precio muy correcto.
Luego tome un taxi del hotel para visitar el Castillo de Praga. El Castillo de Praga no es un simple castillo, sino un enorme complejo de construcciones que tienen más de mil años vigilando la vida de Praga, desde lo alto de una colina alegre y brillante. Originalmente se construyó como residencia de los reyes checos, pero después fue creciendo a través de los años. La vista desde aquí es hermosa, las callecitas parecen sacadas de un cuento infantil, la catedral de San Vito es impresionante, la torre de la pólvora es una bella muestra del arte gótico. Todavía funciona en uno de los edificios del complejo, el despacho del presidente de la república Checa.
Puede pasar toda la tarde visitando el Palacio Real, la basílica de San Jorge y paseando por la callejuela del oro, donde vivió Franz Kafka. Luego baje por una suave escalinata hacia el río Moldavia, y regálese con una vista espectacular sobre el “Puente de Carlos”, el puente más célebre de Praga. A un costado del puente, al borde del río, hay un barrio con unas tienditas que parecen la decoración de una obra teatral como cuento de hadas.
Antes de salir de este barrio, no deje de visitar al milagroso Niño Jesús de Praga, que vino de España en 1.556 y se exhibe en la iglesia de María de La Victoria, junto al monasterio de las Carmelitas. Este niño Jesús tiene unos cincuenta vestidos, pero el más hermoso con manto de piel de armiño, lo exhibe el primer domingo después de la Pascua.
Desde allí camine al Puente de Carlos, construido en el año de 1.342 por Carlos IV, luego de la destrucción del puente Judith por una inundación. Este es uno de los símbolos más famosos de Praga. Sus 30 esculturas de Santos en ambos bordes de la orilla, lo hacen único en el mundo. Las dos torres que marcan la entrada y la salida de la pasarela peatonal, son sencillamente espectaculares. Observar el río Moldavia desde aquí y pastorear el tiempo, mientras los turistas caminan lentos mientras toman fotos, es una de las delicias de Praga.
Vuelva a su hotel y luego de una ducha revitalizadora, vaya a cenar en el restaurante Sarah Bernhardt del Hotel Pariz. La decoración Art Nouveau es impresionante, y la comida sensacional. Se sentirá como protagonista de un filme romántico de principios del siglo pasado. Le fascinará estar con su pareja tomados de las manos y del alma aquí en Praga, una de las ciudades más románticas del mundo.
alvaromont@gmail.com
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